Es muy habitual necesitar asesoramiento para comprar un violín o cualquier otro instrumento cada vez que hay que cambiar a un instrumento de tamaño y/o calidad superior. También es muy habitual pedirle consejo al profesor, que se supone que es el que más sabe sobre lo que le conviene a su alumno. Pero a veces surgen conflictos con el profesor si el alumno no va a clase con el instrumento que él le ha recomendado.

Sé que este es un tema polémico. También sé que muchos se sentirán ofendidos, pero no voy a contar nada que no sea verdad. Llevo en el negocio del comercio de instrumentos musicales muchos años, y hace tiempo que tengo ganas de destapar el negocio sucio y el trapicheo que se traen unos y otros a costa del dinero y el sufrimiento de los demás, alumnos y padres.

Esto que comparto a continuación son más bien reflexiones en voz alta. No pretendo criticar el trabajo de nadie, ni acusar injustamente a quien hace las cosas bien. Pero creo que si queremos reivindicar el buen trabajo que hacen algunos profesionales en este país, tanto luthieres como dealers, tenemos que empezar por dejar las cosas claras y poner a cada uno en su sitio.

Sin duda, el profesor es la persona más adecuada para indicar qué características tiene que tener el instrumento que necesita el alumno. Pero de ahí a exigir al alumno que tenga un instrumento concreto comprado en una tienda determinada o a un vendedor y/o luthier concreto, hay un camino largo.

Cuestiones previas

Quiero aclarar que lo que las circunstancias que se detallan a continuación no se dan en todos los casos, y que no todas las personas hacen las cosas así. Afortunadamente, hay mucha gente que hace las cosas bien.

Sobre la labor docente

En ningún lugar del currículo de las enseñanzas artísticas ni de ninguna programación ni de ningún otro documento oficial se especifica el tipo de instrumento que tiene que tener el alumno, ni cuánto se tiene que gastar para adquirir ese instrumento. Tampoco se especifica que, entre las competencias docentes, esté la de ser intermediario de compra-venta.

No cabe duda de que la ayuda del profesor es inestimable a la hora de elegir instrumento, y que su consejo es imprescindible a la hora de buscar y elegir un instrumento adecuado. Pero eso no significa que no haya otras vías para buscar asesoramiento y consejo.

Es muy fácil comprar con dinero ajeno

Nadie puede obligar a una familia a comprar lo que no está dispuesto a pagar, bien porque no pueda, bien porque, sencillamente, no le dé la gana hacer ese gasto en ese momento. Aunque a algunos les pueda parecer extraño, todavía queda gente sensata a la hora de invertir su dinero, y que piensa en lo que compra en función de lo que necesita, y no de lo que pueda pagar.

Por otra parte, y en contra de lo que pasa con otros productos, no siempre lo más caro es lo mejor. De hecho, el precio de los instrumentos de arco es una cuestión muy particular, especialmente cuando hablamos de violines antiguos o violines de segunda mano.  Por eso hay que centrarse en las características del instrumento, en sí este es adecuado a las necesidades del estudiante o del músico, y no desechar ninguno solo porque «cuesta poco».

Zapatero, a tus zapatos

Un profesional de la venta de instrumentos musicales necesita hacer su trabajo cómodamente. A veces es interesante apoyarse en los profesores para mostrarles los nuevos productos, pero eso no convierte al profesor en un comercial a comisión. No hay que olvidar que el profesor no está obligado a escuchar las ofertas de los vendedores, ni mucho menos a mostrarlas a los alumnos.

Es fantástico que un profesor se quiera implicar para que sus alumnos tenga un instrumento que le permitan rendir en clase y obtener buenos resultados, pero eso no implica que tenga que hacer el trabajo de los vendedores: cada uno tiene que ser profesional en lo suyo y respetarse mutuamente.

Sobre la ética profesional

Si algunos vendedores no se dedicaran a bonificar por las compras que se hacen en sus establecimientos, o si lo hicieran de forma transparente, tal vez no estaríamos hablando de esto. Tampoco estaríamos hablando de esto si algunos de estos vendedores no se dedicaran a difamar a la competencia y a criticar el producto que no han vendido ellos de manera constante, reiterada y reiterante. Está muy bien que las empresas busquen maneras de vender y promocionar sus productos, pero de forma digna, honrada y, sobre todo, legal.

Esta manera de actuar no solo supone una competencia desleal, sino que también le da muy mala imagen al sector y hace que mucha gente honrada con buen producto tenga que optar por marcharse, cerrar o, aún peor, pasarse al lado oscuro. Pero, sobre todo, espanta a los clientes, que terminan buscando sus productos fuera: en otras ciudades, en otros países o, incluso, en otros continentes.

Algunos consejos y sugerencias a la hora de comprar

Hay mucha gente que hace las cosas bien, pero también hay muchas que hacen las cosas mal. Es la mala praxis de muchos agentes implicados en la venta de instrumentos lo que hace necesario que se pongan las cartas sobre la mesa. Estos consejos nacen de la experiencia y de las conversaciones con muchos profesionales, verdaderos profesionales, del sector.

El que paga es el que compra: tú decides

A todo el mundo le encanta opinar sobre el instrumento que compran los demás, pero nadie mejor que tú sabe lo que puedes permitirte y lo que estás dispuesto a pagar. Eres tú quien hace la transacción, el que tiene que reclamar las garantías y el que tiene soportar la compra y el producto adquirido, no los demás. Como decía antes, es muy fácil pagar con dinero ajeno.

Del mismo modo, eres tú el responsable de planificar tu vida. Por poner un ejemplo práctico (y real): no tienes por qué comprar un violín de 6.000 € (por decir una cifra) que te sirva para estudiar el grado superior si todavía te quedan varios cursos para terminar los estudios profesionales y no sabes ni siquiera si vas a llegar hasta el final. Compra con cabeza. Si necesitas algo mejor más adelante, siempre puedes vender lo que tienes ahora de segunda mano.

Compara precios, ofertas, servicios y busca la opinión de otros compradores

En este mercado hay mucho trapicheo, eso lo aprende todo el mundo poco después de entrar en contacto con este mundo, sea cual sea su papel. Pero también hay mucha gente haciendo las cosas bien. Por lo tanto, busca profesionalidad, seriedad, calidad en el servicio y transparencia en el proceso de compra.

Es fácil encontrar información y compartir dudas y experiencias con otras personas gracias a Internet: en las redes sociales, los blogs y los foros encontrarás información muy buena y podrás conocer la experiencia de compra de muchas personas.

Compra a un vendedor profesional y pide siempre la factura

Da igual cómo o por qué llegaste a comprar a un establecimiento determinado. Muchas veces nos encontramos con dealers que venden instrumentos de terceros y, como no son los propietarios, no hacen factura. Pero se supone que te pusiste en contacto con un profesional, ¿no?

Ten en cuenta que sin factura ni documento de compra-venta no tienes derecho ni a garantía ni a nada. Ni siquiera podrás hacer un seguro del instrumento, aunque te digan lo contrario (que para cobrar las aseguradoras ponen pocas pegas, pero para pagar, las cosas ya son diferentes).

Otra opción es comprar a un instrumento a un particular que lo vende de segunda mano. Esta es una buena opción para instrumentos de estudio. En este caso, mi consejo es que compres instrumentos revisados y puestos a punto por un luthier justo antes de la compra, y que el vendedor adjunte la factura de la revisión. Si el instrumento adjunta un informe sobre su estado, mejor aún.

No olvides que los vendedores y también algunos luthieres suelen tener instrumentos de terceros a la venta. En este caso, funcionan como intermediarios. Si compras de esta manera, recuerda que el proceso debe ser igualmente transparente y legal.

La obligación del profesor es enseñar, no ser el personal shopper de sus alumnos

La moda de los asistentes de compras ha llegado a muchos mercados (al mercado inmobiliario, a la alimentación…) y su labor también ha evolucionado muy rápido (cada vez más estos profesionales trabajan a comisión). Si el profesor se quiere implicar, fantástico, ya tendrás algo más que agradecerle. Pero que lo haga de manera independiente, ofreciéndote varias opciones y respetando tu decisión. Su labor es enseñar, no ser el personal shopper de nadie.

De hecho, hay muchos profesores que no quieren saber nada de dinero ni de precios cuando sus alumnos van a comprar un instrumento. A ellos les interesa que sus alumnos tengan el mejor instrumento posible, porque eso redunda en el éxito de ambos, pero les debería dar igual el lugar donde se compre este instrumento, independientemente de sus preferencias personales.

Cuando el profesor se convierte en vendedor

Cuestión aparte merece el asunto de los profesores que se convierten en vendedores y suministran a sus alumnos el instrumento que necesitan, bien presentando instrumentos de terceros, bien ofreciendo instrumentos propios. Temas legales aparte (si hay facturas de por medio, nada podemos decir), ¿es moralmente aceptable esta manera de actuar?

No se trata solo por la competencia desleal que esto supone, sino de la presión emocional que esto supone para un alumno, más aún cuando la presentación de instrumentos o arcos por parte del profesor llega tras meses de idas y venidas con instrumentos que, a juicio del profesor, no eran adecuados.

Si finalmente decides comprar el instrumento o el arco a tu profesor o por su mediación directa, está bien. No pasa nada, siempre y cuando las cosas se hagan bien, con factura legal o contrato de compra-venta y garantías legales. Y si el instrumento cuenta con informes de profesionales reconocidos, mejor aún.



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