Si en el anterior artículo tratábamos sobre los inicios de la Escuela de Cremona, con la familia Amati como eje central, nos centraremos ahora en los continuadores de la obra de Nicolò Amati. Grandes figuras de la lutería que continuaron con la labor llevada a cabo por su maestro, evolucionando y, en muchos casos, mejorando el trabajo hecho por aquel.

Es cierto que Nicolò Amati llevó el violín a tal grado de perfección acústica y estética, que pocas posibilidades tenían sus sucesores, no siendo el buscar nuevos rumbos o evolucionar el modelo de su antecesor.

La práctica totalidad de los lutieres que siguieron en el tiempo a Nicolò Amati utilizaron como base de sus creaciones el modelo que éste estableció, evolucionándolo con el tiempo según el criterio personal de cada uno. No obstante este es un tema, la evolución morfológica, que, por su amplitud, trataremos en otro artículo.

Como vimos en el anterior artículo, a Nicolò Amati le sucedió en el negocio familiar su hijo Gerolamo, que aún haciendo instrumentos de cierta calidad, terminó fracasando en su empresa de continuar la labor de su padre. Pero Amati dejó una herencia mucho más valiosa: la gran cantidad de asistentes que aprendieron el oficio con él y fueron capaces de continuarlo con éxito.

Entre ellos podemos destacar, por su importancia, a Andrea Guarneri, Giacomo Gennaro, Giovanni Battista Rogeri y, aunque este termino no está muy claro como ya vimos, a Antonio Stradivari.

Andrea Guarneri (1623-1698) es el fundador de una de las más reconocidas dinastías de lutieres, que se mantuvo activa por un periodo de más de un siglo. Trabajó siguiendo fielmente el modelo Amati, buscando, no obstante, dar un estilo propio a su trabajo, consiguiendo instrumentos de gran calidad. Los datos que de él se conservan dan a entender que no era originario de Cremona y que pudo ser la mano derecha de Nicolò Amati durante mucho tiempo. Dos de sus hijos continuaron con su labor: Pietro (1655-1720) y Giuseppe (1666-1740). El primero, Pietro, dejó el taller familiar y se instaló en Mantua, alcanzando gran prestigio y una acomodada situación económica. Es conocido como Pietro Guarneri «de Mantua». El segundo, Giuseppe, al que se conoce como «filius Andreae«, continuo trabajando en el taller familiar y sucedió a su padre a la muerte de éste, dando muestras de un buen saber hacer y un gran dominio del oficio. Ninguno de los descendientes de Pietro continuó con el oficio paterno, en cambio dos de los hijos de Giuseppe siguieron la labor de su progenitor: Pietro (1695-1762) y Giuseppe (1698-1744). Pietro marchó a Venecia, donde no alcanzaría el éxito deseado. Aún así sus instrumentos son de buena calidad. Se le conoce como Pietro Guarneri «de Venecia», para diferenciarlo de su tío. Por contra, su hermano Giuseppe continuó en el taller familiar, donde aprendió bien el oficio, alcanzando una maestría tal que sus instrumentos sólo son comparables a los del gran Stradivari. Es conocido como Giuseppe Guarneri «del Gesù». Como curiosidad diremos que el apelativo «del Gesù» («de Jesús») se debe a que en todas sus etiquetas figuraba impreso «IHS», monograma del nombre de Jesucristo.

Giacomo Gennaro fue otro de los alumnos avezados de Amati. Vivió entre 1624 y 1701 y, aunque no se conoce su lugar de nacimiento, se sabe que no era de Cremona. O al menos eso es lo que se deduce del hecho de que viviera en casa de su maestro entre los años 1641 y 1647, año este en el que pasó a vivir en una casa cercana a la de su maestro. No hay constancia alguna de que Gennaro se independizara y abriera su propio taller, lo que hace suponer que permaneció durante toda su carrera en el taller de su maestro, trabajando para él y, de vez en cuando, haciendo sus propios instrumentos. Su obra es escasa, conservándose muy pocos ejemplares, y su factura es muy similar a la de su maestro, lo que refuerza la teoría expuesta anteriormente. Aun así, las cosas no debieron irle del todo mal y su posición económica fue desahogada, como atestiguan varios documentos de la época.

De Giovanni Battista Rogeri no se sabe mucho. Nació hacia 1642, se cree que en Bolonia, pues en sus etiquetas figuraba la abreviatura «bon» de «bononiensis«. En torno a 1661-1662 se encuentra ya trabajando para Nicolò Amati, viviendo además en la casa de éste, pues así lo recoge la lista de asistentes del maestro cremonés, en la cual está inscrito como «Gio Batta Ruggieri«. Se puede afirmar que esta anotación contiene una errata al confundir Rogeri por Ruggieri, pues en las etiquetas de sus violines su nombre aparece como «Gio Battista Rogeri», por tanto no habría relación alguna entre la familia Ruggieri y Rogeri. Hacia 1675, Rogeri abandona el taller de su maestro, trasladándose a Brescia, donde establece su taller y continúa su labor con cierto éxito. De hecho, sus instrumentos, basados en el modelo «Grand Amati», son de muy buena calidad. A la muerte de Rogeri, acaecida hacia 1710, le sucede su hijo Pietro Giacomo, del que no se tiene ninguna referencia.

Para completar el panorama de la lutería cremonesa en sus años dorados nos quedan dos nombres: Ruggieri y Stradivari. Aunque ambos están, en algún modo, relacionados con Nicolò Amati, ya sea a través de relaciones personales o por las similitudes estilísticas de su trabajo, no hay evidencias de que ninguno de ellos fuera instruido en el taller de Amati.

De la familia Ruggieri poco sabemos. El patriarca de la familia era Francesco, del que no sabemos ni fecha ni lugar de nacimiento, sólo que murió en 1698. Francesco, apodado «il Per«, como figura en las etiquetas de sus instrumentos, tenía como asistentes a sus hijos Vincenzo (1663-1719), Giacinto (1661-1697), Carlo (1666-1697) y Giovanni Battista (1653-1711), aunque sólo han llegado hasta nosotros instrumentos de Vincenzo y Carlo, aparte de los del cabeza de familia, Francesco. A Vincenzo le sucedió su hijo Francesco, lo que prueba que el taller estuvo activo hasta bien entrado el siglo XVIII. Del taller de Ruggieri salieron gran cantidad de instrumentos, lo que conduce a pensar que fue un taller de cierta fama en su época, aunque ni con mucho se acercaba a la del que era el referente entonces, Nicolò Amati, como se puede deducir del precio de los instrumentos: Los Amati se pagaban a 20 Ducados y los Ruggieri a 4 Ducados. Sus instrumentos son de gran calidad, destacando algunos de los cellos de Francesco, de tamaño no excesivamente grande, muy apreciados hoy día.

De Antonio Stradivari poco se puede decir que no se haya dicho ya. Nació hacia 1644, aunque este hecho no está probado, así como su lugar de nacimiento, que no se conoce con certeza, y murió en 1737. Su primera etapa productiva, que se extendería desde mediados de la década de 1660 hasta finales de la década de 1680, se caracteriza por una clara inspiración en el modelo Amati, lo que hizo suponer a muchos que formara parte de los aprendices de Nicolò. Hacia 1680 establece su taller en una casa de la Piazza San Domenico, con anterioridad a esa fecha no hay constancia administrativa de ningún otro taller de su propiedad. La producción de Stradivari fue enorme, más de un millar de instrumentos, y su trabajo, basado en una constante investigación y evolución, llego hasta tan altas cotas de calidad acústica y estética, que no ha sido superada por ningún otro lutier hasta el día de hoy. Sólo Giuseppe Guarneri «del Gesù», como ya hemos visto, llegó a igualarle en ciertos casos. Antonio fue sucedido por sus hijos Francesco (1671-1743) y Omobono (1679-1742), que continuaron con la labor de su progenitor, aunque su trabajo no llegó, ni de cerca, a la calidad del de su padre. Su tercer hijo, Paolo (1708-1776), que era marchante de tejidos, sacó buen rédito con la venta de los instrumentos de su padre que aun quedaban en el taller.

Si en el siglo XVI se sentaron las bases sólidas de lo que sería el violín, la llegada del siglo XVII  significó el climax de una escuela de lutería que no ha sido igualada al día de hoy. La figura de Nicolò Amati dominó esta centuria. Durante décadas, él fue el maestro que regía el único taller de lutería en Cremona cuya fama traspasaba fronteras y que recibía pedidos desde todo el continente. Su trabajo influenció toda la lutería durante años. El punto álgido de esta escuela de Cremona, a partir del cual comienza su declive, se da entre 1680 y 1700 y, paradójicamente, el mejor trabajo de Stradivari está por llegar y Giuseppe Guarneri apenas acababa de nacer.

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Bibliografía:

Hargrave, R.G.- “The amati Method”. Consorzio Liutai A. Stradivari. Cremona. 2000

Chiesa, C.- “The rise of cremonese violin making”. Consorzio Liutai A. Stradivari. Cremona. 2000

HUBER, J: The violin market. Verlag E. Bochinsky. Frankfurt 1995.

HILL et al.: Antonio Stradivari. His life and work. Dover Ed.

CONTAMINE; BOMPAIRE; SARRAZIN: La economía medieval. Ed. Akal.



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